• Especialistas explican que el transporte necesita nuevos financiamientos sin presiones para el pago del crédito.
  • Advierten que a partir del 2024 hará falta una infraestructura urbana propia para recorridos de 15 minutos.

 

Para lograr que el transporte se recupere después de la pandemia y logre una adecuada transparencia económica, es necesario que los medios de financiamiento se renueven y con ello se evite presión financiera, señalaron los especialistas participantes en la mesa Los nuevos modelos de negocio y esquemas de financiamiento, realizada durante el 12° Congreso Internacional de Transporte (12CIT) organizado por la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM).

Provenientes de diversos países del continente, los especialistas indicaron que en toda América Latina el sector transporte vivió un severo problema de deuda por la llegada del Coronavirus, con pérdidas que podrían llegar a un billón de dólares.

Recomendaron desasociar los bienes de pago de capital y permitir al inversionista mecanismos de flujo estable, que no metan presión financiera al proyecto.

Carlos Botello, director para México de Ascendai Group, indicó que se debe impulsar el fortalecimiento de la calidad del servicio, con una inversión en buses eléctricos con mayor capacidad de usuarios, pero en un esquema donde no exista presión por el pago de crédito.

“Hay que fortalecer todo el transporte público, porque hay una crisis de liquidez y el costo financiero es muy alto para el sector transporte, con riesgo a perder su concesión o perder las unidades por eso se deben cambiar los esquemas de financiamiento a aquellos que permitan la amortización en un plazo que esté separado de la operación”, expuso.

Por su parte, Orlando Meneses, Heard Of E-Mobility de Chile at Enel X, indicó que es necesario buscar financiamiento para autobuses de calidad con energía limpia, que permitan la competitividad. Además, planteó la necesidad de esquemas que permitan ir virando hacia la electromovilidad.

Flavio Chevis, director de ADDAX, añadió que es importante tener un sistema de adquisición de autobuses más balanceados y equilibrados. “Se debe tener la operación del sistema como un servicio y tener además una la política pública adecuada, que permita ofertar a la población las unidades adecuadas, y obtener esa oferta a través de estudios que permitan tener garantías que no tengan un costo elevado para el concesionario”.

Martha Lucía Gutiérrez, secretaria Ejecutiva de Red de Sistemas Integrados de Movilidad, señaló que los espacios urbanos deben ser autónomos y concebir la reconversión de las grandes áreas urbanas hacia zonas multifuncionales y políticas públicas que favorezcan esa idea.

“La pandemia permitió reinventarse a las empresas de suministro y de carga, pues tuvieron que organizar horarios y espacios, lo que tiene que ver con un cambio trascendental”, dijo. En ese sentido, consideró que las ciudades también deben reinventarse, porque el concepto de movilidad urbana es integral, e incluye al transporte urbano, carga logística y micromovilidad eléctrica.

Se estima que en 2024 en América Latina habrá más de 5 millones de patinetas eléctricas, por lo que será necesaria infraestructura inteligente y un desarrollo urbano, advirtió.

En tanto, Fernando Páez, director de Movilidad de World Resources Institute México, dijo que se debe tener infraestructura segura, que respondan a su relación con el espacio público y permita las necesidades de movilización.

Es necesario cambiar la visión de ciudad, dijo, entendiendo que se necesitan ciudades para la gente, integrando la movilidad en la planificación territorial y urbana, con servicios de transporte público e incorporar criterios ambientales para un sistema de movilidad ecoeficiente, además de promover el uso de tecnologías de comunicación e información.

Finalmente, Javier  Torner, coordinador del Laboratorio urbano ONU-Hábitat, explicó que la tendencia en el futuro próximo será el de “Ciudades de 15 minutos”, donde los recorridos básicos deben ser de ese tiempo, por lo que hará falta acercar las actividades prioritarias a las personas, con una política de movilidad e integración del transporte, planificación, medio  peatonalización y seguridad vial.

Solo así, dijo, existe la posibilidad de generar una respuesta al cambio climático, mediante movilidad no motorizada y microciudades autosuficientes en la propia urbe.

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