• Señala el especialista que en un año ésta ha crecido 7.65 puntos, en tanto que los energéticos se han incrementado un ocho por ciento
• Desde su perspectiva, el transporte concesionado de pasajeros se verá obligado a reducir su servicio hasta una décima parte de los viajes

En el término de un año la inflación ha crecido 7.65 puntos, en tanto que los energéticos se han incrementado en un ocho por ciento, lo que obligará a los transportistas concesionados a racionar el servicio, porque no les alcanza para el combustible.

De acuerdo con el economista Manuel Molano, profesor del Tec de Monterrey campus Ciudad de México y  consultor de diversas empresas, entre agosto del 2021 y agosto de 2022, la inflación del sector acumulada llega a 7.65 puntos, en tanto que los alimentos y bebidas alcanzan los 13 puntos de crecimiento en sus precios, lo que afecta al sector de dos maneras: en el transporte de carga se traduce en un incremento puro y duro en los precios, y en el transporte concesionado de pasajeros, se prevé un deterioro en la disponibilidad y la calidad del servicio.

Desde su perspectiva, el panorama es que el transporte concesionado de pasajeros se vea obligado a reducir su servicio entre un dieciseisavo y una décima parte de los viajes, porque no le resulta costeable, lo que significa que se irá reduciendo a las áreas y horas de más afluencia de usuarios.

Eso implica, según el especialista, que “cuando salgo de mi casa la fila es tan larga que no puedo tomar el transporte, espero tanto tiempo que mejor me voy caminando, o desisto de acudir al sitio donde tengo que ir, lo cual implica días perdidos de trabajo, días perdidos de ventas y una afectación para la actividad económica, ya que los servicios de transporte tienen un efecto en todos los sectores de la economía”.

En México, de acuerdo con diversos estudios comparativos, existe la tarifa de transporte público más baja del mundo, en tanto que el 90 por ciento de la flota aún se mueve bajo la lógica del hombre-camión y, en lugares como la CDMX el gobierno subsidia a sus propias empresas, como la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), Sistema de Transportes Eléctricos (STE), Sistema de Transporte Colectivo (Metro) y Metrobús (en el que también operan concesionarios privados), pero no lo hace con la mayoría del transporte, que no sólo debe resolver todos sus problemas de manera individual, sino que además compite en algunos corredores con las unidades gubernamentales.

Ante ello, Manuel Molano señaló: “creo que lo primero que tendríamos que hacer es salirnos de la demagogia del control de tarifas, porque no hay que engañarnos, si el concesionario no puede subir precios, tampoco puede cubrir los costos de su actividad, mucho menos reemplazar el capital, entonces si los usuarios no pagamos más en tarifa, seguro vamos a pagar más en calidad, oportunidad y cantidad de servicios”.

Para el economista las tarifas del transporte público deberán incluir en algún momento sus componentes reales, como son el salario, el tiempo de los operadores, sus prestaciones y el costo de la energía.

Un segundo componente mínimo, dijo, tiene que ver con el mantenimiento de la infraestructura, mantenimiento de las unidades, costos adicionales sobre inspecciones, cumplimiento de normas por parte del concesionario, y una parte de la tarifa que tendría que convertirse en una sobre tasa para el crecimiento de la flota, para comprar camiones más nuevos, para mejorar el capital y mejorar tecnológicamente las flotillas, al menos esos componentes tendrían que estar ahí.

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