Cuando pensamos en cómo será el transporte en el futuro, una de las cosas principales que sabemos es que estará repleto de datos y respaldado por datos.

Escuchamos continuamente sobre las oportunidades ilimitadas que se derivan del uso de los datos. Sin embargo, surge una pregunta que aún se debe responder: ¿cómo podemos usar de manera sostenible los datos para la planificación? El objetivo de los Gobiernos no debería ser acumular la mayor cantidad de datos, sino “convertir los datos en información, y la información en conocimientos”.  Esos conocimientos ayudarán a impulsar el mejoramiento de la planificación y de la formulación de políticas.

El año pasado, como parte de la prolongada participación del Banco Mundial en el sector de transporte urbano en Argentina, empezamos a trabajar con la Secretaría de Planificación del Ministerio de Transporte para aprovechar el potencial del análisis de datos en la planificación del transporte. El objetivo fue crear un conjunto de herramientas que permitiera recopilar datos y usarlos para mejorar la planificación del transporte.

En ese contexto, dirigimos el desarrollo de una herramienta que obtiene las matrices origen-destino de las tarjetas inteligentes del transporte público, y que nos ayuda a entender los patrones de movilidad de los habitantes de Buenos Aires. El proyecto apoyó también la creación de una aplicación para teléfonos inteligentes que sirve para recopilar datos de movilidad de alta resolución y que se puede utilizar para hacer participar a la ciudadanía en encuestas de movilidad dinámicas. Todo esto ha ayudado a modernizar el modelo de transporte del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

A continuación presentamos algunas de las lecciones que aprendimos de esa experiencia:

1. Se necesitan promotores políticos en materia de tecnología e innovación

Al igual que en cualquier otro sector, en el transporte se necesita tiempo y un compromiso real para poder innovar. El uso de la innovación con el fin de saltarse etapas del desarrollo no se traduce automáticamente en resultados rápidos y fáciles. Al contrario, la integración sostenible de la tecnología en el proceso de planificación del transporte toma mucho tiempo y requiere un liderazgo fuerte y recursos adecuados.

En nuestra experiencia, el apoyo constante del Ministerio de Transporte de Argentina fue fundamental.

2. La innovación de vanguardia requiere habilidades de vanguardia

Aprovechar el análisis de datos para la planificación del transporte requiere habilidades y conocimientos particulares que quizás no estén disponibles en el mercado de trabajo local.
El éxito de nuestra actividad se debió en parte a la creación de una unidad específica dentro del Ministerio de Transporte, en que se reunieron personas de distintos perfiles profesionales, pero con el interés común de usar el análisis de datos para mejorar el proceso de planificación. El equipo trabajó junto a consultores técnicos para desarrollar herramientas de análisis de datos y ponerlas a prueba en intervenciones reales, facilitando una transferencia efectiva de tecnologías y conocimientos.

3. Los organismos públicos y las empresas tecnológicas privadas deben trabajar en estrecha colaboración

Embarcarse en tecnologías disruptivas puede plantear numerosos desafíos a los organismos públicos. El mundo de la tecnología y la innovación es a la vez inestable y fascinante, y puede resultar difícil justificar el riesgo de invertir fondos públicos en soluciones cuyo éxito es aún incierto. Asimismo, numerosos Gobiernos no tienen la capacidad técnica para experimentar con tecnologías de vanguardia. Para superar esos obstáculos, son esenciales las alianzas con organismos de desarrollo y empresas tecnológicas especializadas.

Este fue sin duda el caso de nosotros en Buenos Aires, donde nos asociamos con el Fondo Español para América Latina y el Caribe (SFLAC) y con empresas como Korbato (análisis de datos), Vizonomy (desarrollo de software) y Logit (modelos de planificación del transporte).

4. Los entornos cambiantes exigen pasar de un desarrollo lineal a un desarrollo en espiral

La innovación es riesgosa. Sin embargo, existen vías para mitigar los riesgos cambiando la manera en que se desarrollan las ideas y los productos. Los proyectos tradicionales se han llevado a cabo usando un método lineal, que conduce a la subestimación de los plazos de entrega en un promedio de entre un 20 % y un 30 %, y los costos en hasta un 100 %. Nuestros proyectos ahora son mucho más dinámicos y con muchos desafíos inesperados. Para gestionar mejor el riesgo, incluimos pruebas de prototipos continuas en distintas etapas del desarrollo del proyecto (metodología en espiral), permitiendo a los equipos realizar ajustes sobre la marcha, minimizar los riesgos y los costos y crear productos finales que se pueden usar.

5. La tecnología es el medio, no el fin

La innovación tiene poco valor a menos que tenga un propósito mayor. En este proyecto, el objetivo de la tecnología era apoyar un proceso de planificación integral con resultados concretos:

  • Los datos que recopilamos para el proyecto nos ayudan ahora a evaluar el impacto del sistema de integración tarifaria que Argentina implementó a comienzos de este año.
  • También usamos nuestros modelos para evaluar los beneficios de la próxima Red de Expresos Regionales, un proyecto transformador que conectará todas las líneas de trenes en el Área Metropolitana de Buenos Aires a través de un nuevo túnel en el sector céntrico de la ciudad.
  • La aplicación se usará para complementar la próxima encuesta de movilidad en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Ello podría revolucionar la manera en que estas encuestas se realizan, produciendo resultados más precisos a una fracción del costo. Además, el nuevo mecanismo facilitaría la recopilación de opiniones de grupos de usuarios específicos acerca de cuestiones que les conciernen directamente (por ejemplo, preguntar a las mujeres sobre sus preocupaciones en materia de seguridad).

No vemos la hora de presenciar que estos proyectos de transporte se materialicen: el análisis de datos avanzado ha desempeñado un papel esencial en sus diseños, y confiamos en que se traducirán en mejores resultados. No cabe duda de que este enfoque puede marcar una diferencia para los millones de porteños [los habitantes de la ciudad de Buenos Aires] que dependen del transporte público todos los días. Eso es precisamente lo que significa “la tecnología con un propósito”.

 

Fuente: Banco Mundial

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